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Mucho se está hablando en estas últimas semanas sobre el nuevo cambio de la legislación española para endurecer las penas contra la piratería digital. Para unos, hasta la pena de cárcel es poco. Para otros, todo debería ser gratis y accesible. Parece que las páginas de enlaces son el enemigo público número 1 pero no conviene olvidar, que la mayor página de enlaces que existe hoy en día es Google. ¿Metemos entonces a los señores de Google en la cárcel?

En medio de todo este follón, me ha ocurrido algo curioso: hace unos días caía en mis manos un libro antiguo de mi familia, concretamente el Ancora de Salvación escrito por el Padre José Mach en 1893. En sus primeras páginas se puede leer esta advertencia:

Como han salido a luz tres devocionarios más con el título de Ancora, y han reimpreso en el extranjero la misma Ancora de Salvación sin autorización alguna del Autor, prevenimos a los que quisieran favorecernos con algún pedido, que lo hagan ó dirigiéndose a nosotros, ó pidiendo claramente el Ancora de Salvación, dada a luz en nuestra imprenta de Barcelona, si quieren obtener la única Ancora legítima compuesta y enriquecida con notables adiciones y mejoras por el autor. Firmado, el impresor.

Anda! resulta que en el siglo XIX ya existían los piratas de contenido!.

Mi opinión al respecto es que tenemos que ser sensatos y no debemos caer en la postura fácil de criminalizar Internet. No se puede negar la tecnología. Por otra parte, ni creo en el «todo gratis» ni en los intermediarios que pretenden obligarme a consumir contenido cómo y cuándo ellos quieren, a precios del siglo XX. Quizás todos tengamos que perder un poco para que todos ganemos. Veremos como evoluciona este galimatías de influencias y lobbies que como vemos, es tan antiguo como la propia imprenta.

Ancora de Salvacion 1 Ancora de Salvacion 2