En mi agencia, El Equipo E, llevamos tiempo intentando trabajar «sin papeles«. En nuestro caso, al ser una agencia de creatividad «digital» no es muy difícil conseguirlo: nuestros productos y servicios implican de forma natural que no haya mucho papel por medio.

Aún así intentamos reducir al máximo la impresión de documentos: nuestros catálogos, informes, ofertas y hasta nuestras facturas se entregan en formato digital a los clientes. Cuando nos llega algún documento en papel, lo escaneamos y sólo guardamos lo que es estrictamente necesario.

Aunque no hemos conseguido acabar con el papel al 100%, sí que podemos decir que nuestras mesas están bastante limpias de papeles.

Hay gente que es «de gatillo fácil» a la hora de imprimir, así que cuando veo como se dilapida papel en algunas oficinas, me da mucho coraje. En otros muchos casos, los embalajes de los productos son excesivos. Ya hablé de ello en este post. Diseñar un embalaje adecuado que genere la menor cantidad de residuo también debería ser una tarea prioritaria (y obligatoria) del diseñador industrial.

Hace unos días veía la iniciativa de la foto por parte de un gran banco para reducir el envío de cartas a sus clientes. No sólo te recuerdan que puedes usar documentos electrónicos, sino que además te indican en sus sobres los pasos a seguir en tu área de clientes para solicitarlo. Sin duda se trata de un recurso muy simple que se le ocurriría a algún diseñador inspirado. Una forma barata y sencilla de seguir reduciendo la cantidad de papel que dilapidamos cada día.