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Caminando hace unos días por la Gran Vía madrileña, una calle que adoro sobre todo cuando hay poco tráfico, reflexionaba sobre cómo esta avenida ha ido evolucionando desde principios del siglo XX hasta nuestros días, en paralelo a nuestras costumbres de ocio.
Muchos de los locales de Gran Vía albergaban teatros, la forma de cultura y ocio más extendida en los felices años 20. Algunos teatros sucumbieron para transformarse en cines cuando el séptimo arte comenzó a llevarse por delante los formatos más clásicos: musicales, zarzuelas y teatro de todo tipo.
Desde hace unos años asistimos a la debacle del cine. Es una realidad que el gran público va cada vez menos al cine y las numerosas salas de Gran Vía están cerrando poco a poco. Lo curioso es que esas antiguas salas de cine están reconvirtiéndose en tiendas de moda. La última de estas grandes transformaciones es el establecimiento de H&M en el número 37, antigua sede del histórico cine Avenida fundado en 1926, proyectado por el arquitecto José Miguel de la Quadra-Salcedo.
No sé lo que pensarás tú, pero a mi me da un poco de pena ver como el ocio mayoritario de nuestro tiempo es el shopping puro y duro. El hecho de comprar en si mismo, se ha llevado por delante al cine y otros formatos culturales. ¿No es un tanto absurdo? ¿No sería más sensato migrar nuestras actuales costumbres de compra hacia un consumo más responsable?
Reversioneando aquella conocida canción: «Shopping killed the cinema star«
Buenas JMV, interesante artículo, en mi opinión el shoping es una fiebre humana, no lo voy a negar. Pero el cine se ha vuelto más caro que ir de compras, y además la gente ya tiene cine en casa con las pantallas de 50″ y el sonido envolvente y esas cosas…
En un cine se te puede poner un tío al lado que no te deja ver, ahora es común que la gente esté con su teléfono móvil posteando en twitter, whasup, o lo que sea, con lo que es molestísimo estar viendo una película con pantallitas de teléfono encendiéndose y apagándose cada dos por tres… Las palomítas, en fin, parecen de oro.
De acuerdo con lo de que es triste que el shoping sea el elemento central del ocio.
Pero el cine está muerto en pantallas de cine. Apple TV, Youtube, Netflix lo saben y están sacando tajada.
Todo se mueve a la red, excepto el shoping, que parece que la gente es todavía reacia a comprar online, salvo contadas excepciones.
Un saludo
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