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Se rumorea desde hace tiempo que Google podría lanzar una oferta para quedarse con lo que queda de la vieja Yahoo. Ya ocurrió lo mismo hace unos años con Microsoft y la operación no llegó a cerrarse nunca. Pero ¿merece la pena comprar el actual Yahoo? ¿Es un activo interesante?

No hace falta ser un gran analista para ver las diferencias entre Google y Yahoo en este momento. Haz el sencillo ejercicio de revisar tus costumbres de navegación, que no creo que sean muy distintas a las mías: no hay día que no use Gmail, Google Maps, Youtube, GTalk, Drive, Chrome, Analytics y por supuesto, todo el ecosistema de búsqueda de Google. Sus productos se han vuelto imprescindibles.

Si repito el ejercicio con Yahoo, la comparación es odiosa: no tengo cuentas de yahoo, actualizo muy de vez en cuando mi Flickr y quizás visite de forma casual algún Tumblr. Mi viejo blog hecho en esta plataforma, lleva varios años cerrado.

Fundada en 1994 por dos estudiantes de la Universidad de Standford, Yahoo fue la primera gran compañía de Internet, pero cuando Google lanzó su algoritmo de búsqueda, comenzó una sangría de tráfico, ingresos y popularidad de la que nunca ha conseguido recuperarse. Ni siquiera los intentos de Marissa Mayer a golpe de talonario, cuando asumió la dirección en 2012, consiguieron hacerla remontar.

Esta es la realidad de Yahoo: vive de las rentas de su marca y del tráfico que generan las millones de páginas de contenidos generadas a lo largo de estas dos décadas. Su protagonismo y su capacidad para innovar pasaron a mejor vida y quizás lo mejor que le pueda pasar a sus ingenieros es integrarse en Google o cualquier otra compañía similar, para abordar nuevos retos. Veremos como acaba la historia.