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El pasado martes participé en un reportaje sobre microcréditos, pagos aplazados y banca «cuqui» en el programa Está Pasando de Telemadrid. Mi participación fue una charla informal con la periodista Gisela Sebastián.

La identidad de estas las formas de pago especializadas en microcréditos y pagos aplazados no siguen el esquema de la banca tradicional. Al contrario, hablamos de startups fintech con un marketing muy potente, enfocado al público más joven y que venden una imagen amistosa y desenfadada para olvidarnos de que estamos hablando de un producto financiero. En lugar de contratar un crédito, parece que estamos jugando con una app o una red social, con claims que siguen la fórmula “lo quieres, lo tienes

Otro aspecto controvertido de estas aplicaciones es que puedes darte de alta y asumir deuda sin apenas controles. No nos piden nóminas o avales. Cualquiera puede acumular deuda sumando cantidades pequeñas, que en muchos casos corresponden a productos completamente prescindibles. Suelen justificar que controlan el sobreendeudamiento de cada cliente, aunque ya ha habido casos concretos de deudas acumuladas significativas e incluso acumulación de deuda sumando varias plataformas simultáneas como el chico que aparece en el reportaje.

Obviamente, no podemos culpar de ello a las empresas de microcréditos sino a la mala cabeza del que lo solicita. Por eso me gustaría insistir en ello. Los microcréditos o las facilidades en el aplazamiento de pagos no son una mala herramienta en sí mismas. Todo lo contrario, son muy útiles siempre que sepamos utilizarlas con criterio y sentido común. Aquí es donde habría que abrir un nuevo debate, el de la educación financiera que están recibiendo los chavales, aunque mucho me temo que es un tema olvidado en la educación primaria y secundaria. Una buena educación financiera evitaría muchos disgustos y ayudaría a los más jóvenes a gestionar mejor su dinero y a tener una vida más organizada.

El programa completo, incluyendo el reportaje y el posterior debate en la mesa, está disponible aquí. Mi intervención a partir del minuto 56.