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Mi-Pebble

Estas navidades me auto-regalé un reloj inteligente de la marca Pebble. Me apetecía probar en primera persona esa experiencia que se ha dado en llamar «wearable computing» y que nos están vendiendo como la principal tendencia tecnológica del 2014. Éstas son algunas de mis conclusiones tras un par de meses de uso.

En primer lugar, aunque todo el mundo hable de ello, apenas hay dispositivos como éste en la calle. Ahora que me fijo más, sólo me he encontrado una persona en dos meses que llevara un reloj inteligente. Al contrario, soy yo el que queda como un auténtico freak tecnológico cada vez que lo enseño. Sin duda estamos ante una tecnología en fase muy emergente.

Para entender lo que hace un reloj inteligente, conviene tener claro lo que NO hace: no puedes hablar por teléfono con él ni darle órdenes tipo «kitt, ven a buscarme» (no lleva micrófono). No puedes contestar mensajes (no tiene teclado) ni puedes enchufar los auriculares para escuchar música. Digamos que un smartwatch es un dispositivo en el que ves notificaciones pero nada más. Supongo que otros modelos del mercado como el Galaxy Gear de Samsung sí que permiten más interactividad, pero el Pebble trata de ajustarse a las funcionalidades que tienen sentido práctico y descartar todo lo demás para ahorrar batería, peso y espacio.

Lo primero que más me llamó la atención del Pebble es que puedas cambiar la forma de dar la hora. Son las llamadas «faces» o caras con las que el reloj te muestra la hora. Vienen cargadas tres de serie, pero puedes ponerle cualquiera de las miles que una activa comunidad ha ido desarrollando: desde imitaciones de relojes clásicos hasta los diseños más raros que te puedas imaginar. Digamos que cada día puedes leer la hora de una forma distinta.

Pero lo que confiere el adjetivo de «inteligente» al reloj es la sincronización con tu móvil (sólo IOS y Android de momento) para enviarte al reloj los avisos que llegan a tu móvil: llamadas entrantes, whatsapps, SMS, mails, menciones de Twitter y Facebook, etc. El reloj te avisa con una sutil vibración en tu muñeca. Las llamadas telefónicas las puedes contestar o rechazar directamente desde el reloj, aunque necesitarás sacarlo del bolsillo si quieres hablar. Otra función habitual es controlar el ipod desde el reloj: play, stop, pasar canciones, ver que está sonando en ese momento, etc. Muy útil si llevas el móvil en una mochila o en un bolsillo de difícil acceso.

Una función de la que no había oído hablar y que he probado personalmente es mandarme al reloj las indicaciones de una aplicación de mapas tipo Google Maps. Puedes ir andando por la ciudad y cada vez que requiera que gires a un lado u otro, una vibración del reloj te avisará junto con un mensaje del estilo «gire a la izquierda en la calle X». Es muy útil si caminas por algún sitio que no conoces y no quieres llevar el móvil en la mano.

También me ha resultado especialmente útil la función despertador. No emite sonido pero la vibración es suficiente para despertarte. Está especialmente indicado si te despiertas mucho antes que tu pareja evitando así fastidiar el sueño al otro con el sonido de tu despertador. Mi chica está encantada con esto :-)

Tanto los técnicos de Pebble como la comunidad creada alrededor del dispositivo, están constantemente ideando nuevas funciones. Algunas no son muy útiles (ej: disparar la cámara del móvil desde el reloj), pero garantizan que el Pebble sea un dispositivo útil a medio plazo y que se vaya adaptando a lo que surja en los próximos meses/años.

Para finalizar, algunos curiosidades: cuando estás en una reunión y te llegan mensajes, no puedes evitar caer en la tentación de mirar tras recibir la vibración. Esto transmite a la gente la «falsa sensación» de que tienes prisa al mirar tanto el reloj. Ya me ha tocado en 2 o 3 ocasiones explicar que no estoy preocupado por la hora y que no tengo prisa. Al menos de momento, todo queda en una curiosa anécdota. Supongo que el gesto de mirar el reloj se irá normalizando para todo lo que no sea «ver la hora».

Como puntos negativos destacaría que la sincronización entre el móvil y el Pebble no es muy estable, al menos en IOS6. A mi me requiere re-sincronizar una vez al día aproximadamente. Es muy rápido de hacer, pero fastidia oír el mensaje de turno en el móvil y ver que tu muñeca no vibra. Además hay que cargarlo aproximadamente cada 5 o 6 días. No es mucho, pero te tienes que preocupar por llevar otro cablecito más.

Como conclusión final diría que es un dispositivo al que te acostumbras inmediatamente. A los pocos días de uso ya tienes el acto reflejo de mirar el reloj ante cualquier evento en tu móvil. Me resulta especialmente útil cuando suena el móvil en casa y desde el sofá puedes ver quién te llama o qué mensaje acabas de recibir. Tanto es así, que ahora echo mucho en falta que el teléfono fijo no se pueda sincronizar con mi Pebble porque me obliga a levantarme del sofá.

No me cabe ni la más mínima duda, que en unos años todos llevaremos dispositivos «vestibles» (perdón por la traducción raruna), ya sean relojes, gafas, auriculares, pulseras o lo que sea, para recibir alertas, monitorizar nuestra salud o controlar nuestra actividad. Es una tendencia que va a ser imparable, que crecerá al mismo ritmo que crece la expansión de los smartphones y por la que ya están apostando los grandes de la tecnología (Samsung, Apple, Google, etc).

Al mismo tiempo me llama especialmente la atención que la industria relojera tradicional no haga ni el más mínimo intento por ser una parte activa y protagonista de este mercado. Si yo fuera relojero, me preocuparía mucho porque mis relojes dieran algo más que la hora. El reloj de gama media y alta entendido como «joya masculina» seguirá teniendo espacio en el futuro, pero el reloj de gama baja y media que sólo da la hora, está muerto.

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