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Este año he estado presentando mis libros y firmando ejemplares en las dos citas más importantes en España para cualquier autor, Sant Jordi en Barcelona y la Feria del Libro de Madrid. En ambos casos ha habido mucho optimismo porque las cifras de ventas crecieron sustancialmente con respecto a años anteriores, así que todos parecíamos contentos: libreros, editores, distribuidores y autores.

Los debates sobre los efectos de la piratería o sobre el impacto en las ventas del libro en papel por parte del libro electrónico, parecen superados. Hay piratería, por supuesto, pero se mantiene en un nivel razonable y que en muchas ocasiones, va asociada a lectores que en ningún caso comprarían el libro. Por su parte, el libro electrónico ha llegado a una cuota de mercado importante, pero no ha eliminado el papel de las librerías como muchos decían. Yo soy un convencido de que ambos formatos pueden convivir en perfecta armonía.

En cambio hay otro debate que sí debería preocupar al sector editorial y del que se habla bastante menos:  el cambio en los hábitos de lectura del gran público. Sólo tenemos que pensar en nuestra forma de actuar. Muchos de los momentos que antes utilizábamos para un rato de lectura, ahora son empleados en nuestro smartphone con tareas que van desde revisar los timelines de Facebook o Twitter, mandar whatsapps, revisar feeds, leer blogs, ojear periódicos online, escuchar música en streaming o incluso hablar por teléfono. Me refiero a momentos como las esperas, los trayectos en transporte público o el rato antes de acostarnos. Estos eran momentos tradicionalmente asociados a leer unas páginas del libro de turno, pero con la ubicuidad de los smartphones, se han convertido en momentos exclusivos para canales sociales, música y noticias. Además, el formato corto de este tipo de contenidos facilitan su consumo en lugares con múltiples interrupciones.

El cambio de hábito, que no es bueno ni malo sino que corresponde a un nuevo tiempo marcado por la democratización de la tecnología, puede tener mucho más impacto en el sector editorial que los debates sobre la piratería o el libro digital, pero sin embargo, no parece que se esté hablando de ello.

¿Cómo son tus hábitos? ¿Has notado que dedicas menos tiempo a la lectura de un libro desde que tienes un smartphone?