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Ayer miércoles despedí la temporada de radio con mi colaboración en el programa #Afterwork de Eduardo Castillo. Echando la vista atrás, ha sido un placer compartir un montón de horas de radio con Eduardo y todo el equipo de Capital Radio y por supuesto, con todos los que me habéis escuchado. Así que espero continuar después del verano con más temas relacionados con tecnología, empresa, diseño, emprendimiento,… Voy a dedicar estos días de asueto a pensar en nuevos temas. No es sencillo, porque tienen que tener suficiente desarrollo como para 30 o 40 minutos de debate, ser generalistas y adecuados para un medio como la radio y que no se alejen mucho de las temáticas de #Afterwork, que en línea general, coinciden con mis áreas de trabajo.
Dicho esto, en el programa de ayer hablamos sobre la generación de entornos de alta motivación en las empresas, un tema al que dediqué unas cuantas páginas en mi último libro “Intraemprendedores” y que daría para escribir muchas más.
Este es un pequeño resumen de lo que hablamos y como siempre, si quieres escuchar el programa completo, estará disponible durante unos días aquí.
Partimos de la idea de que en la actualidad, el mayor valor de una empresa son las personas que trabajan en ella. Por tanto, ¿qué podemos hacer para cuidarlas y favorecer su trabajo y su motivación?
1.- Estructura horizontal
Frente a las jerarquías muy verticales heredadas de los sectores industriales, la organización ideal debería formarse sobre grupos de trabajo horizontales, pequeños, autónomos y muy especializados, demostrando así que todos los empleados son importantes.
Además, es mucho más eficiente un grupo pequeño y especializado que un gran equipo desmotivado. Un ejemplo muy claro lo tenemos en los conflictos bélicos, donde un pequeño grupos de soldados de élite puede hacer mucho más que regimientos completos de infantería
2 – Estímulo del conocimiento
Para que la innovación fluya, debemos preparar las condiciones para que ocurra de forma natural. Es muy fácil decir que hay que promover la cultura de la innovación en la empresa, pero el primer paso para ser innovador es generar estímulos que muevan el cerebro de los profesionales que te rodean. Algunas empresas pagan el gimnasio de sus empleados. Otras hacen lo posible por mover sus cerebros.
Algunos ejemplos para estimular el conocimiento:
- Hacer todo lo posible porque de forma natural se compartan artículos, noticias, eventos a los que asistir, etc. Utilizar herramientas como Slack, Yammer, Basecamp o incluso el Workplace de Facebook, puede ayudar.
- Celebrar una vez a la semana un desayuno con todos los empleados en el que se comparte conocimiento en un ambiente informal: cada profesional habla de las tareas que está haciendo en esos días y el que conoce bien un tema lo comparte con los demás aunque no tenga una relación directa con el negocio de la empresa.
- Invitar a personas interesantes a que den una pequeña charla generando debate posterior. Escuchar a profesionales de otros ámbitos compartiendo su experiencia, puede provocar conexiones e ideas que resuelvan problemas de nuestro entorno de una forma completamente novedosa.
3 – Cultura del error
Hemos recibido una educación en la que de forma sistemática se ha penalizado el error y la actitud de los profesionales es un reflejo del sistema educativo que vivieron.
Cuando éramos niños, el error se tachaba, se ocultaba o se marcaba en rojo por el profesor. Sin embargo el error debe interpretarse como una oportunidad de aprender en el siguiente intento. Como empresa y como sociedad, debemos ser tolerantes con el error si éste ha servido para reflexionar, abriendo nuevos horizontes.
Las actitudes conservadores suelen minimizar el error, pero tampoco generan grandes resultados. El error es la antesala de la innovación.
4 – “Open office” y libertad de acción
Redefinir los espacios de oficinas como espacios abiertos va mucho más allá de tirar las paredes de los despachos y meter más empleados por metro cuadrado.
La filosofía open office implica:
- Teletrabajo o “trabajo desde donde te dé la gana”, incluyendo la elección libre de horarios.
- Potenciar el trabajo en equipo: los espacios compartimentados en cubículos o despachos, fomentan el individualismo.
- Migrar hacia fórmulas de trabajo por objetivos y no tanto por horas.
- Favorecer el uso de nuevas herramientas y metodologías.
- Filosofía BYOD (“Bring Your Own Device”), porque se da la paradoja que los dispositivos personales de los empleados son mejores y más potentes que los que les proporciona su empresa.
Debemos dar cierta libertad a los profesionales de perfil emprendedor (los “intraemprendedores”) o no seremos capaces de atraer su talento.
5 – Transformación digital
Ningún negocio puede ser puramente offline porque el entorno social y económico que nos rodea es una combinación online + offline. Se equivoca todo aquel que defienda que un determinado negocio o un nicho concreto de clientes, es sólo-online o sólo-físico. Una empresa puede tener un negocio estrictamente offline pero la adopción de lo digital no sólo potenciará los resultados sino que será la garantía de supervivencia en el largo plazo.
Durante mucho tiempo se ha confundido la transformación digital con dar acceso a Internet a los empleados y abrir cuenta en Facebook y Twitter.
La correcta transformación digital de una empresa abarca aspectos de profundo calado como la digitalización de la información, la convergencia del negocio con los avances tecnológicos, la construcción de marca mediante la generación de activos digitales, el mayor conocimiento de mercados y clientes gracias a la información que nos da el entorno digital (hoy en día podemos saber mucho más de nuestros clientes que en cualquier época anterior) o el perfeccionamiento de la experiencia de compra por encima de ámbitos, canales o dispositivos.
6 – Innovación abierta y co-creación
Debemos ser conscientes de una realidad incuestionable: hay muchos más profesionales con talento fuera de nuestra empresa que dentro de ella. Por eso la innovación abierta busca la cooperación entre lo mejor de dentro y lo mejor de fuera.
Atraer a estos profesionales no es sencillo, porque en muchas ocasiones no se mueven por cuestiones estrictamente económicas, sino que valoran motivaciones como el prestigio profesional, el sentimiento de comunidad o la permanencia a un determinado colectivo. La clave de la innovación abierta pasa por usar la llave que abra de la mejor manera posible, esta puerta de la colaboración.