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El pasado miércoles asistí a mi última colaboración de la temporada en el programa #Afterwork de Eduardo Castillo en Capital Radio. Como el verano suele ser una buena etapa para prepararnos para el nuevo curso escolar y reflexionar, decidimos plantear varios escenarios en los que la tecnología ha provocado cambios importantes en nuestras vidas o en la de las empresas. Estos fueron algunos de los puntos de los que hablamos.

1.- ¿Qué pasa si Google cambia su algoritmo y la web de mi negocio pasa a la segunda página?

Google es el navegador con mayor cuota de mercado del mundo. Muchos negocios e incluso algunos sectores completos, dependen en buena medida del posicionamiento ante búsquedas genéricas. Por eso temen cualquier anuncio de cambios en el algoritmo por parte de Google. Caer a su segunda página de resultados podría suponer importantes pérdidas. ¿Alguien podía imaginar hace una década que un buscador sería tan relevante?

2.- ¿Mis afinidades personales dependen del algoritmo de una red social?

Desde siempre, el ser humano ha elegido por criterios de afinidad a las personas con las que se relaciona. De la misma manera, ha escogido el periódico que leía o la radio que escuchaba siguiendo parámetros de afinidad política, religiosa o de pensamiento. Pero hace una década llegaron las redes sociales a redefinir la forma en la que nos relacionamos y más allá de la selección de amigos en una red como Facebook, el resto de la información que ofrece una red social no depende de la persona, sino de un algoritmo que indica qué se debe leer en cada momento.

Cada vez que doy un “me gusta” o escribo un comentario, alimento al algoritmo que define mi timeline. El algoritmo no hace sino potenciar mi burbuja de afinidad porque me ofrecerá más contenido en la línea de pensamiento que se supone que yo busco. Sólo si soy capaz de repartir mis “me gustas” entre puntos de vista contradictorios, conseguiré que el algoritmo no profundice en mi burbuja, permitiéndome acceder a otras formas de pensamiento.

3.- ¿Mi trabajo será sustituido por un robot?

Se define formalmente el término “disrupción” como una innovación técnica que genera una grave perturbación en un mercado ya existente. Dicho de otra manera, la disrupción ocurre cuando un nuevo invento entra en el mercado como un elefante en una cacharrería. No es algo nuevo. Ni siquiera del siglo XX. Algunos ejemplos clásicos de disrupción sucedieron cuando los coches a caballos fueron sustituidos por vehículos a motor o cuando los copistas desaparecieron tras la popularización de la imprenta de Gutemberg.

Actualmente todos los sectores están atravesando un proceso más o menos duro de disrupción. ¿Qué viene? El taxi y el transporte de personas y mercancías frente al coche autónomo. La banca frente a las fintechs, criptomonedas, tecnología blockchain y nuevas formas de pago. Las tiendas y supermercados frente al etiquetado RFID.  Y no hay duda de que tendrá un impacto sobre el empleo. Por eso es una realidad que cada vez se demandan más empleos cualificados mientras mantenemos cifras de paro enormes entre los profesionales de más baja formación. ¿La solución? Reinventarte, formarte, estar atento a los cambios, no acomodarte y no dejar nunca de aprender.

4.- ¿Qué pasa con mi privacidad en un entorno hiperconectado?

El concepto de privacidad ha cambiado radicalmente en menos de una década. Los mayores de 40 años somos, por lo general, mucho más sensibles hacia nuestra privacidad, mientras que los menores de 30 han hecho de la exposición una forma de vida. De hecho, la explotación de la marca personal en internet, la sobreexposición y el compartir un cierto lifestyle se ha convertido en nuevas profesiones. Ahora hablamos con normalidad de youtubers o instagramers como las nuevas celebrities.

5.- ¿Tengo que creer todas las noticias que leo?

Quizás el efecto de la tecnología sobre la sociedad más mencionado en la actualidad sea el de las noticias falsas. Las fake news difunden mentiras para influir en nuestra forma de pensar y en nuestra forma de actuar. Por ello, pueden suponer un cambio en nuestros hábitos de compra o en algo tan importante como nuestro voto. Trump o el Brexit son ejemplos en los que las fake news se han convertido desgraciadamente en conductoras de opinión. Lo malo que tienen las noticias falsas es que, si están bien hechas, se extienden mucho más rápido que la verdad por una razón muy sencilla: la verdad suele ser menos impactante, nos gusta menos. Diversos estudios sugieren que las fake news tienen un 70% más de probabilidades de ser replicadas que las noticas reales. Así que no te creas todo lo que lees y por supuesto, no ayudes a difundir la mentira.

Espero que este post sirva para hacer algunas reflexiones veraniegas entre cerveza y cerveza y si estás interesado en estos temas, el programa completo estará disponible durante unos días aquí.

Esto ha sido todo por esta temporada de radio. El año (escolar) que viene espero seguir compartiendo con todos vosotros más temas sobre negocio y tecnología. Pero de momento, vámonos de merecidas vacaciones.

¡Muchas GRACIAS por escucharme! ¡Muchas GRACIAS por leerme!