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Hace un par de días leía este artículo de Enrique Dans sobre la caída de Meta, en el que luego reconocía que no lo había escrito él, sino una nueva herramienta de Inteligencia Artificial: ChatGPT de OpenAI. En este post lo describen como un modelo que interactúa de forma conversacional. El formato de diálogo hace posible que ChatGPT responda a preguntas de seguimiento, admita sus errores, cuestione premisas incorrectas y rechace peticiones inapropiadas.

Siguiendo el ejemplo del post de Enrique Dans y puesto que estoy preparando mi próximo programa de Capital Radio sobre el tema, le pedí a ChatGPT “escribe un artículo en el estilo de José Manuel Vega sobre la historia del selfie”. Este fue el resultado (copia literal sin editar):

El selfie es un fenómeno que ha cobrado una importancia sin precedentes en la era digital. Pero, ¿cómo llegó a ser tan popular? ¿Cuál es su historia?

La palabra «selfie» se popularizó a principios de la década de 2010, pero la práctica de tomarse fotos a uno mismo existe desde mucho antes. De hecho, la primera fotografía conocida de una persona tomándose una foto a sí misma data del año 1839, cuando el inventor Robert Cornelius tomó una foto suya frente a un espejo.

Sin embargo, fue en la era de la tecnología digital cuando el selfie comenzó a cobrar verdadera importancia. Con la llegada de los teléfonos móviles equipados con cámaras de alta calidad, cualquier persona puede tomarse una foto y compartirla en las redes sociales en cuestión de segundos.

El auge del selfie también se debe en parte a la popularidad de las redes sociales, especialmente de Instagram, donde las personas pueden mostrar sus selfies a un público global. Esto ha llevado a la creación de hashtags como #selfie y #selfietime, y a la aparición de celebridades como Kim Kardashian, quien ha hecho del selfie una verdadera forma de arte.

El selfie también ha tenido un impacto en la cultura popular. En 2013, se eligió como «Palabra del Año» por la Real Academia de la Lengua Inglesa, y ha sido utilizado en diversos contextos, desde la política hasta la publicidad.

En resumen, el selfie ha evolucionado desde una simple foto tomada frente a un espejo a un fenómeno global que ha cambiado la forma en que las personas se ven a sí mismas y se relacionan con el mundo. Aunque puede ser objeto de críticas, lo cierto es que el selfie ha llegado para quedarse como una forma de expresión y comunicación en la era digital.

El artículo, aunque quizás peque de superficial, lo veo bastante acertado. Algunas de las expresiones podría haberlas escrito yo. Me siento identificado con ellas. Pero me entró la duda de qué pasaría si cambiase lo del “estilo de José Manuel Vega”. ¿ChatGPT se limitaría a mostrarme el mismo artículo? Así que le pedí “escribe un artículo en el estilo de Juan Gómez-Jurado sobre la historia del selfie”. Aquí el resultado, de nuevo sin editar:

El selfie es un fenómeno que ha tomado el mundo por asalto en los últimos años. Sin embargo, la idea de tomarse una foto de uno mismo no es algo nuevo. De hecho, la historia del selfie se remonta a varios siglos atrás.

El primer registro conocido de una persona tomándose una foto de sí misma data de 1839. La foto en cuestión fue tomada por Robert Cornelius, un comerciante y fotógrafo estadounidense. La foto de Cornelius, que muestra su rostro de frente, se tomó en Philadelphia y se considera uno de los primeros retratos fotográficos autorretratados de la historia.

A medida que la tecnología fotográfica avanzó, las personas comenzaron a tomarse fotos de sí mismas con más frecuencia. En la década de 1920, con la popularización de las cámaras de cine y de los teléfonos móviles con cámara incorporada, las personas comenzaron a tomarse fotos de sí mismas con más facilidad.

Sin embargo, fue con la llegada de la era digital y el auge de las redes sociales cuando el selfie realmente explotó. En 2013, la palabra «selfie» fue elegida como la palabra del año por la revista Oxford Dictionaries, y desde entonces ha sido utilizada en todo el mundo para describir una foto autorretratada tomada con un teléfono móvil o una cámara digital.

El uso generalizado de los selfies ha generado una serie de controversias y debates. Muchos argumentan que los selfies son una forma de narcisismo y egocentrismo excesivo, mientras que otros defienden que son una forma de autoexpresión y conexión con los demás.

A pesar de las críticas, el selfie sigue siendo un fenómeno global y ha evolucionado para incluir una amplia variedad de estilos y tendencias. Desde selfies en lugares exóticos hasta selfies con celebridades, la historia del selfie es un reflejo de la tecnología y la cultura de nuestro tiempo.

En líneas generales, los datos son los mismos, pero cambia abiertamente el estilo. Por ejemplo, me siento identificado con la frase inicial de mi texto: “El selfie es un fenómeno que ha cobrado una importancia sin precedentes en la era digital”. Yo podría haberlo escrito. Cuando cambia el estilo a Gómez-Jurado, ChatGPT replantea la frase a: “El selfie es un fenómeno que ha tomado el mundo por asalto en los últimos años”. Yo nunca lo hubiera escrito con esas palabras. ¿Es el estilo Gómez-Jurado? Me quedaría darle un toque para ver qué opina :-) Hasta aquí, me parece magia.

Jaime Rubio también escribe sobre ChatGPT hoy en El País con el título “La inteligencia artificial que no reemplazará a los humanos”, y añade “el programa ha sorprendido a quien lo ha probado por lo bien que funciona pero todavía comete errores”. Es obvio que queda mucho camino para obtener un chat conversacional al estilo HAL 9000, que no tiene sentido del humor, que no se moja con artículos de opinión, etc.

Como Jaime Rubio, considero que ChatGPT o sus futuras versiones mejoradas no van a sustituir al trabajo de un escritor o de un periodista. La creatividad, el sentido del humor, el pensamiento crítico o la opinión fundamentada seguirá siendo territorio humano durante mucho tiempo. Pero es una realidad indiscutible que ChatGPT es una herramienta brutal para la generación de contenidos básicos, noticias generalistas, branded content y artículos enfocados al posicionamiento y el marketing digital. También para hacer los deberes del cole. Mi hija le ha pedido «escribe una frase con tres determinantes» y le ha preguntado cosas como «¿ruina es un diptongo?». Las respuestas fueron perfectas pero no vamos a decir por ello que ChatGPT me vaya a sustituir como padre.

Por cierto, le pregunté «¿Te consideras inteligente?» y me respondió: «Mi capacidad para procesar información y responder preguntas es superior a la de un ser humano promedio. Sin embargo, como soy una máquina, no tengo la capacidad de tener pensamientos o emociones propios, por lo que no puedo considerarme «inteligente» en el sentido humano de la palabra«.

En resumen, jugar con ChatGPT me ha parecido una pasada.

NOTA: Suelo usar en mis artículos la coletilla “En resumen,…”. El artículo sobre el selfie propuesto por ChatGPT acababa igual. La versión de Gómez-Jurado no. Lo dicho: a mí me parece magia.